Friday, October 13, 2006

El purgatorio

Por pura curiosidad qué dice la Biblia acerca del… Purgatorio
Por Edgar Medina D.

La idea de la inmortalidad ha estado presente en cada cultura y nación a través de toda la historia. Eso se debe a que el Creador sembró tal pensamiento en el corazón del ser humano. El sabio Salomón escribió: « [Dios] ha hecho todo apropiado a su tiempo. También ha puesto la eternidad en sus corazones[1].» Sin embargo los detalles acerca de la vida, la muerte y el más allá han sido revelados exclusivamente a través de la Biblia.

Algo que podemos tener por seguro es que vamos a morir algún día, Salomón también escribió: «Porque los que viven saben que han de morir.[2]» Vivir como si la muerte física nunca se fuera a presentar es absurdo. Es preciso aceptar la realidad de la muerte de nuestros seres queridos y prepararnos de una manera adecuada para recibir la nuestra.

El purgatorio es un sitio que se desprende de la enseñanza que plantea que el hombre necesita pasar por un proceso de purificación antes de ser apto para presentarse ante Dios. Sin embargo la Biblia nos habla de una felicidad inmediata en aquellos que mueren con su fe depositada en Cristo. Jesús le anunciaba al ladrón que fue crucificado junto a él «…De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.[3]»

San Pablo se declaraba junto a otros cristianos de su tiempo como «…siempre llenos de buen ánimo, sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, vivimos lejos del Señor…estamos, pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor...[4]»

Quienes enseñan de tal lugar, suelen apoyarlo tomando como base las siguientes porciones bíblicas:
«… Por eso, mandó ofrecer el sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran librados de sus pecados.[5]»

«Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.[6]»

«Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro.[7]»

«Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego. Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la recompensa. Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. Él, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego.[8]»

Respetamos a quienes defienden tal doctrina, pero, es necesario aclarar que no la compartimos. Por dos principales razones. La primera de ellas es que en ninguna de las porciones de las Escrituras anteriormente expuestas es mencionado, ni se hace alusión clara al purgatorio. La segunda es que para interpretar el que se esta haciendo referencia a tal lugar es necesario ignorar el contexto de las respectivas porciones bíblicas, a demás de dejar de lado la enseñanza clara de una salvación consumada en la cruz del calvario y depositada gratuitamente en quienes se entregan al Señor.

2 Macabeos 12:45
El texto que podemos considerar como el más firmemente utilizado para sustentar la divinidad del Purgatorio, es el de 2 Macabeos 12:45, el cual se refiere a un acontecimiento que ocurrió 160 años antes de Cristo, durante una guerra entre Judas Macabeo, un general judío, y Georgias, gobernador de Idumea.
«Es, pues, un pensamiento santo y saludable rogar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados.»

Cinco aspectos a considerar
1. Un aspecto importante a considerar es el que el segundo libro de los Macabeos nunca formó parte del Canon de la Ley Judía. El autor anónimo de este libro no afirma hablar por Dios. Él escribió respecto a su escrito: «Si ha quedado bello y logrado en su composición, eso es lo que yo pretendía; si imperfecto y mediocre, he hecho cuanto me era posible.[9]»

2. Tampoco lo presenta como una obra original. Declara que se trata de un compendio de los escritos de otro hombre: «La historia de Judas el Macabeo... fue narrada [originalmente] por Jasón de Cirene en cinco libros, que nosotros nos proponemos compendiar en un solo volumen.[10]»

3. El mismo libro de Macabeos declara que no había profetas en ese tiempo y por lo tanto la inspiración de Dios había cesado: «Hubo una opresión tal en Israel cual no se había conocido desde que no había profeta.[11]» Y de nuevo: «Y que los judíos y los sacerdotes a una habían resuelto que Simón fuese su caudillo y Sumo Sacerdote hasta la aparición de un profeta acreditado.[12]» Por consiguiente, los dos libros de Macabeos, sólo pueden considerarse como relatos históricos, más no como Escritura, puesto que Dios no estaba inspirando a ninguno entre Su pueblo en aquellos días.

4. Otro aspecto a considerar, se basa en una explicación que amerita la comprensión total del relato de 2 Macabeos 12. En el pasaje que nos presenta el autor de este libro, vemos la iniciativa de Judas Macabeo a ir «con su gente para traer los cadáveres de los que habían muerto en el combate, y enterrarlos con sus parientes en las sepulturas de sus familias.[13]» Encontraron, para sorpresa suya «debajo de las túnicas de cada uno de los muertos objetos consagrados a los ídolos de Jamnia, que la Ley prohíbe tener a los judíos. Así se puso en evidencia para todos que esa era la causa por la que habían caído.[14]»

¿Qué dice la ley que estos hombres violaron?:
«Ustedes, por su parte, prendan fuego a las estatuas de sus dioses. Y no codicies la plata y el oro de que están recubiertas, ni te quedes con ellos, para no caer en una trampa. Porque eso es una abominación para el Señor, tu Dios. No introduzcas en tu casa nada abominable, porque también tú te harías digno de ser consagrado al exterminio. Detesta todo eso y considéralo abominable, porque está consagrado al exterminio.[15]»

Por lo tanto, esta actitud habría enviado a esos hombres, no al Purgatorio [si primeramente hubiese], sino al infierno, del cual nadie los puede sacar. De allí que la idea de haber orado por ellos sea en realidad inútil y contradictoria con la enseñanza de las Escrituras.

5. Un último y mucho más importante aspecto a tener en cuenta es el hecho de que una purga o purificación adicional a la ofrecida por el sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario contradice severamente a las Escrituras, las cuales enseñan que Jesús «después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.[16]» Jesús mismo es entonces el que efectúa la necesaria purificación del alma.

¿Cómo fue tal purificación? «…con un solo sacrificio, Jesucristo hizo que Dios hiciera perfectos a todos los que eligió para ser parte de su pueblo.[17] Ese «solo sacrificio» ya ocurrió, el día en que fue crucificado Jesús. La carta a los Hebreos declara que si «voluntariamente pecamos después de haber recibido el pleno conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por los pecados.[18]» Es decir, ¡nadie puede pagar lo que Jesucristo ya pagó!

A la luz de esto debemos entender que cuando Jesús en el evangelio de Mateo dice «En verdad te digo: no saldrás de allí hasta que hallas pagado hasta el último centavo[19]» no se refiere a algún tipo de cárcel espiritual, sino a la cárcel emocional que significa la falta de perdón durante la vida.

Podemos también entender que cuando Jesús dice: «...al que calumnie al Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro[20]» no se esta refiriendo a que habrá perdón de pecados tras la muerte física. En realidad está haciendo uso de una expresión judía que significa que la blasfemia contra el Espíritu Santo no tiene perdón ni delante de Dios ni delante de los hombres[21].

Cuando Pablo en la carta a los corintios les habla de que «la obra de cada uno [de nosotros] se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.» no hace alusión a purgatorio alguno sino al juicio de Dios sobre nuestras obras. Ese fuego [juicio] hará arder las obras muertas, solo prevalecerán las obras de Dios en nosotros. [Compara con Juan 14:10, Gálatas 2:20, Hebreos 13:20-21]

¿Cuál será tu destino final?
La Biblia sentencia lo siguiente: «No se dejen engañar. Ustedes bien saben que los que hacen lo malo no participarán en el reino de Dios. Me refiero a los que tienen relaciones sexuales prohibidas, a los que adoran a los ídolos, a los que son infieles en el matrimonio, a los hombres que se comportan como mujeres, a los homosexuales, a los ladrones, a los que siempre quieren más de lo que tienen, a los borrachos, a los que hablan mal de los demás, y a los tramposos. Ninguno de ellos participará del reino de Dios.»[1 Corintios 6:9-10]

Solemos sentirnos buenos por naturaleza, pero la Biblia revela que todos sin excepción somos pecadores y merecedores del infierno. Necesitamos alguien que nos salve. Ese alguien es Jesús de Nazareth. Los relatos históricos que nos narran su vida y obra son llamados evangelios, que en español traduce «Buenas noticias.»
La buena noticia es que no tienes porque ir al infierno. Jesús vino a salvarte. El versículo que sigue al texto bíblico anterior dice: «Y algunos de ustedes eran así. Pero Dios les perdonó esos pecados, los limpió y los hizo parte de su pueblo. Todo esto fue posible por el poder del Señor Jesucristo y del Espíritu de nuestro Dios.» [1 Corintios 6:11]

»Y algunos de ustedes eran así…
Cuando recibes a Jesús en tu corazón él te regenera y tu conducta es transformada.

»…Pero Dios les perdonó esos pecados…
Dios te perdona todo pecado, por más serio que te parezca, cuando te arrepientes genuinamente y le pides a Dios perdón.

»…los limpió…
Al morir en la Cruz, Cristo padeció el castigo por los pecados que tu cometiste. Ya pagó tu deuda.

»…y los hizo parte de su pueblo…
El entregar tu vida a Jesús te convierte en un miembro activo de su pueblo, el cual será el vencedor de la historia del universo.

»…por el poder del Señor Jesucristo…
Conocerás ese poder al conocerlo personalmente y sostener una relación con él. Jesús te dará una capacidad sobrenatural para guardar su voluntad.

¿Qué tienes que hacer?
1. Dios te ama y tiene un plan para tu vida.
2. Examina tu corazón y arrepiéntete de tu pecado.
3. Habla con Jesús ahora mismo y pídele que te perdone y que venga a tu corazón, pues anhelas una nueva vida con él.

Puedes hacerlo al decirle:
«Señor, sé que he pecado y que no puedo salvarme a mi mismo. Creo que moriste en la cruz por mis pecados. Creo que resucitaste de entre los muertos y quieres vivir a través de todos lo que a ti se entregan. Acepto tu oferta de perdón al recibirte como mi Salvador. Amén.»

NOTAS
[1] Eclesiastés 3:11. Biblia de las Américas.
[2] Eclesiastés 9:5ª. Reina Valera Revisión 1960.
[3] Lucas 23:43. Reina Valera Revisión 1960.
[4] 2 Corintios 5:6, 8. Biblia de Jerusalén.
[5] 2 Macabeos 12:45b. Biblia de Jerusalén.
[6] Mateo 5:26. Biblia de Jerusalén.
[7] Mateo 12:32. Biblia de Jerusalén.
[8] 1 Corintios 3:12-15. Biblia de Jerusalén.
[9] 2 Macabeos 15:38. Biblia de Jerusalén.
[10] 2 Macabeos 2:20-24. Biblia de Jerusalén.
[11] 1 Macabeos 9:27. Biblia de Jerusalén.
[12] 1 Macabeos 14:41. Biblia de Jerusalén.
[13] 2 Macabeos 12:39. Biblia de Jerusalén.
[14] 2 Macabeos 12:40. Biblia de Jerusalén.
[15] Deuteronomio 7:25-26 Biblia de Jerusalén.
[16] Hebreos 1:3. Biblia de Jerusalén.
[17] Hebreos 10:14. Traducción Leguaje Actual.
[18] Hebreos 10:26. Biblia de Jerusalén.
[19] Mateo 5:26 Biblia Latinoamericana.
[20] Mateo 12:32 Biblia Latinoamericana.
[21] Vea la nota al pie en la Biblia Latinoamericana 49ª edición, en relación a Mateo 12:32

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