Por Edgar Medina Díaz
Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. [Romanos 10:1-2]
PRIMERA PARTE» El anhelo de mi corazón«…el anhelo de mi corazón…»
Es indudable que queremos muchas cosas, pero, no tanto como para estar dispuestos a pagar el precio que se requiere para obtenerlas. Queremos bajar de peso, pero sin hacer ejercicio o comer balanceadamente. Queremos aprender otro idioma, pero, sin tomar las tediosas clases que se requieren. Nos entusiasmamos cada arranque de año con un cúmulo de excelentes propósitos que no llegan nunca a cristalizarse:
— Este año sí voy a leer una hora diaria la Biblia.
— Este año sí voy a abrir una célula en mi casa.
— Este año sí, ¡de veritas!
El apóstol Pablo reconocía la gran necesidad de que sus amigos y familiares conocieran a Jesús, su salvación y su mensaje, pero, una cosa sucedió, no se limitó a “querer que se salvaran” y a quejarse después de la falta de entrega de ellos. Él lo anheló.
Anhelar, es ir más allá se un simple deseo, es la condición del corazón por pagar el precio que sea necesario. La disposición de no escatimar ni en tiempo, ni en esfuerzo para que las cosas se logren. Me temo que mucho de lo que he querido, nunca lo he anhelado; pues, me he conformado con perder el ánimo y quejarme de la situación. Muchos de mis amigos no conocen a Jesús y me pregunto: ¿Qué haría yo sí en realidad quisiera la salvación de ellos?
SEGUNDA PARTE» Mi oración«…y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.»
Aunque es cierto que debe de haber un anhelo candente palpitando en nuestros corazones por la salvación de los nuestros, debemos de entender, como Pablo lo hizo, que la rendición a Jesús es un acto que opera por voluntad divina. Jesús declaró: «Dios mi Padre me envió, así que nadie puede ser mi seguidor si él no lo quiere.» (Juan 6:44 TLA) De tal modo, que si algo debemos hacer es orar por nuestros amados, a fin de que Dios prepare su corazón y reciban su mensaje.
Más de una vez me he visto dando de «Bibliazos» a mis amigos; la verdad, no niego que mi intensión ha sido “buena”, pero el fruto ha sido muy distinto al esperado; pues, por más espiritual que esto parezca no es otra cosa que actuar viseralmente, y la Biblia sentencia que: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción…” (Gálatas 6:8)
La oración, además, revela los verdaderos anhelos y prioridades de nuestro corazón. ¿Reconocerías si dos personas guardan una amistad profunda si las escucharas platicar? Seguro que sí, así la oración da muestra de nuestro nivel de comunión con Dios. ¿Por qué cosas solemos orar? ¿Invertimos más tiempo en nosotros al orar que en otros?
Características de la oración por salvaciónLa oración por salvación tiene varios ingredientes, como:
1. Es persistente. Pues no es basada en los que nuestros ojos ven, sino en la confianza en Dios.
2. Crece. Como la Semilla de mostaza, que siendo especialmente pequeña, se convierte en un árbol frondoso y fructífero. (Ver Lucas 13:19)
3. Se alimenta. La palabra de Dios es la fuente de la fe, en ella encontramos la gran pasión de Dios por salvar a los perdidos. Pues señala que:
a. Dios desea que todos seamos salvos. (Ver 2 Pedro 3:9)
b. Dios es capaz de salvar. (Ver Isaías 59:1)
c. La salvación está disponible. (Ver Salmos 3:8)
d. El nombre de Jesús, el mesías es: Salvador. (Ver Mateo 1:21)
e. Jesús decidió hacerse humano para salvarnos. (Ver Filipenses 2:5-8)
f. Dios desea mostrar su misericordia antes que su juicio. (Ver Génesis 18:32)
h. Jesús vino a buscar y a salvar a los perdidos. (Ver Lucas 19:10)
i. La salvación, el tema de la Biblia. (Ver 1 Timoteo 2:4)
La estrategia detrás de la oraciónEl apóstol Pablo comprendió que los seguidores de Jesús se convertían en elementos activos de un ejército entrenado para la lucha espiritual; por lo que cada miembro era dotado de una armadura completa, desde la cabeza, hasta los pies. A través de los distintos elementos de la indumentaria de un soldado romano, Pablo representó: la salvación, la justicia, la fe, la palabra de Dios, la verdad y la proclamación del evangelio. Ningún elemento hasta aquí simbolizó a la oración; pero, el apóstol concluye: «Oren en el Espíritu en todo momento…» (Efesios 6:18 NVI). La oración es el arma más poderosa de la que hemos sido dotados, pues, es el medio de comunicación a través del cual Dios nos hace conocer la estrategia de batalla.
La oración por la salvación de nuestros amigos sin Cristo no debe ser un simple ruego, sino, un avance estratégico, que debe incluir:
1. Orar para que el corazón sea buena tierra. (Ver Marcos 4:8)
2. Orar para que Satanás no robe la semilla. (Ver Marcos 4:15)
3. Orar para que se produzca revelación. (Ver 2 Corintios 4:3-4)
4. Orar para la destrucción de fortalezas. (Ver 2 Corintios 10:4)
5. Ore para que llegue el verdadero arrepentimiento. (Ver 2 Timoteo 2:25-26)
TERCERA PARTE» Mi testimonio«Porque yo les doy testimonio…»
El libro de los Hechos revela que el propósito del Espíritu Santo en nuestras vidas es hacernos testigos del poder de Dios. Cabe aclarar que muchos parecen haber entendido que hemos sido llamados a ser abogados, y no testigos. Al propio San Pablo lo encontramos tratando convertir a los judíos incrédulos por medio de la elocuencia y persistencia, pero, los resultados fueron desfavorables, por decir lo menos (Ver Hechos 17:2,3,5).
Más adelante Pablo rectifica su actitud, entendiendo que él no es el Espíritu Santo y se aleja de quienes permanecen renuentes, continuando su trabajo apostólico sólo con aquellos que mostraban un corazón como terreno fértil [y se habían convertido en discípulos], esto daría como resultado que muchos otros también conocieran el mensaje del evangelio (Ver Hechos 19:8-10).
Jesús no enseñaba a menos que el corazón estuviera preparado, por ello se negó a responder las preguntas de algunos líderes religiosos; pues, conociendo su verdadera motivación sabía que no era el conocer, ni a la persona, ni la obra de Dios, sino el discutir lo que los movía. Por otro lado preparó los corazones de aquellos que sí recibirían el mensaje, sembrando preguntas darían como fruto una enseñanza espiritual y profunda.
REFLEXIÓN: El aviso oportuno del Diario del Creador sigue en busca de testigos, no abogados.
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