Por Edgar Medina D.
«Yo soy el que da la vida y el que hace que los muertos vuelvan a vivir. Quien pone su confianza en mí, aunque muera, vivirá…»
Juan 11:25 TLA
Crecí escuchando la frase: «Los viajes ilustran», quizá esa sea la razón por la que me gusta tanto viajar. Sin embargo, la persona que más ha influenciado mi vida sólo viajó fuera de su país en una ocasión; me refiero a Jesús.
Tres ciudades muy significativas en la vida de Jesús son: Belén, la que le vio nacer; Nazareth, la que le vio crecer; y Jerusalén, la que le vio morir y resucitar.
Creo que muchos guardan una curiosa similitud con Belén, saben tanto de Jesús como alguien que nació, pero no están familiarizados ni con su vida ni con su obra; no lo conocen en verdad. Otros tienen un corazón como Nazareth, la ciudad donde Jesús creció en sabiduría y en estatura. Ahí la gente lo conocía pero no lo seguía; le escuchaban, pero, no le creían; formaba parte de sus vidas, pero no era su vida.
Creo que muchos guardan una curiosa similitud con Belén, saben tanto de Jesús como alguien que nació, pero no están familiarizados ni con su vida ni con su obra; no lo conocen en verdad. Otros tienen un corazón como Nazareth, la ciudad donde Jesús creció en sabiduría y en estatura. Ahí la gente lo conocía pero no lo seguía; le escuchaban, pero, no le creían; formaba parte de sus vidas, pero no era su vida.
Finalmente otros tienen el corazón como Jerusalén, pues esta ciudad guarda un testimonio que nadie, a lo largo de toda la historia, ha logrado rebatir: la tumba de Jesús está vacía. Esa tumba distingue a Jesús de cualquier otro personaje de la historia; pues, nadie ha logrado vencer el enemigo infalible: la muerte; sólo Jesús.
Jesús llamó hombres y mujeres a seguirle; llamó a sus seguidores discípulos, y a sus discípulos: testigos, pues cada uno sería el fiel testimonio de una vida transformada por el poder de la resurrección.
REFLEXIÓN: Eres tú, el más cercano testimonio de la resurrección de Jesús para muchos.
Jesús llamó hombres y mujeres a seguirle; llamó a sus seguidores discípulos, y a sus discípulos: testigos, pues cada uno sería el fiel testimonio de una vida transformada por el poder de la resurrección.
REFLEXIÓN: Eres tú, el más cercano testimonio de la resurrección de Jesús para muchos.
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