El hecho que conmovió a millones
Por Edgar Medina
Brian Nichols, el hombre que en Atlanta asesinó al juez que le dictaría sentencia --por violación, detención ilegal y posesión de drogas-- y a otras dos personas, sufrió una transformación radical en menos de siete horas: cambió su postura de delincuente impune y se responsabilizó de sus actos ante la justicia.
Ashley Smith fue premiada por las autoridades de Estados Unidos que la consideraron valiente y con alto sentido ético, una heroína de la modernidad, pues el delincuente, al huir, secuestró a esta madre viuda en su propia casa; pero ahí ella le compartió su fe, impactando a este delincuente al grado de arrepentirse de su conducta y estar dispuesto a asumir el castigo judicial. Luego llamó a la policía y se logró la detención de su captor.
El cambio profundo que operó en Brian Nichols, de 33 años, se generó cuando escuchó el mensaje de un libro: «Una vida con propósito», la guía de comportamiento espiritual escrita por el pastor californiano Rick Warren que ha vendido más de 20 millones de ejemplares.Unos cuantos párrafos de un mensaje espiritual lograron lo que resulta imposible para el sistema educativo, el aparato judicial y los sistemas carcelarios: el cambio de las motivaciones de una persona, que puede elegir entre delinquir y no hacerlo.
La mañana del viernes 11 de marzo de 2005 Brian Nichols mientras aguardaba sentencia agredió y despojó de su arma a la custodia Cynthia Hall, y disparó al juez del Tribunal Superior Rowland Barnes y a su relatora Julie Brandau. Al huir, asesinó al sargento Hoyt Teasley frente al juzgado y al agente federal David Wilhelm. Luego, el hombre robó una camioneta y al buscar refugio para planear la evasión de la justicia llegó al conjunto de casas Bridgewater en el condado de Gwinnett, en cuyo estacionamiento atrapó a Ashley Smith, una viuda de 26 años madre de una niña, quien bajaba de su auto. Ella obedeció las instrucciones del fugitivo, quien la sometió y la ató de piernas y manos.
Ashley Smith mantuvo la calma y dio confianza a Brian Nichols para que se bañara, cambiara de ropa y comiera. Ante lo que ella pensaba un ataque inminente que podría terminar en asesinato, la joven le pidió a su captor que no la matara, pues dejaría huérfana a su hija y le compartió, en ese momento, algunos párrafos del libro que leía: «Una vida con propósito», los cuales provocaron un fuerte impacto a su captor conduciéndole al arrepentimiento y a las decisiones de dejar en libertad a su victima y entregarse en manos de la ley.
La justicia no lo pudo detener
La justicia no pudo evitar que Nichols delinquiera. Es innegable el avance y la pericia del sistema judicial norteamericano --en México estamos lejos de llegar a sus niveles de eficiencia en nuestros juzgados-- y, sin embargo, queda claro que ni aún el sistema judicial más sofisticado puede lograr corregir al hombre.
La educación no lo pudo detener
En ese país, donde se presume el sistema educativo como uno de los más elevados del mundo, la delincuencia está presente. También los programas de ayuda social en Estados Unidos son competentes, con gran inversión estatal, pero no se logra incorporar a la sociedad a quienes han fallado en el pasado.
La policía no lo pudo detener
En México la inseguridad es uno de los peores daños de la sociedad y a ello se agrega la desconfianza de la población en los cuerpos de seguridad por las evidencias de corrupción e ineficacia que han revelado.
El caso de Brian Nichols revela cómo las palabras de guía espiritual pueden hacer, en segundos, lo que ni la sociedad ni el Estado lograron: el cambio en la conducta, que se genera en el interior de cada persona.
Una respuesta
La actitud de la joven Smith es sin duda destacable; por su valentía y por la serenidad con la que logró manejar las cosas cuando todo parecía indicar que tan sólo sería la quinta victima de un tipo desquiciado. Ashley dijo al día siguiente de lo ocurrido, que creía que Dios lo había llevado a su puerta. ¿Por qué preferiría Dios conducirlo a la casa de esta mujer y no intervino para que fuera detenido antes de causar tantos daños? Me parece que tenemos mucho que aprender de esta severa lección. Veamos como el toque de Dios es capaz de hacer en segundos lo que el hombre con toda su capacidad y destreza no logra construir en años. Brian Nichols no es más que el reflejo de una sociedad hambrienta del toque de Dios, hambrienta de la palabra de vida, sedienta de la presencia de aquel que dijo «vengan a mi todos los que están trabajados y cargados que yo os haré descansar». El hombre bien pudiera ser capaz de construirse un imperio, y tener a su voluntad todos los bienes y riquezas, pero, nunca se sentirá satisfecho hasta no conocer el gozo de Dios a través de quien es El Pan de Vida.
Se han desarrollado modernos y complejos sistemas de justicia, cárceles de alta seguridad y leyes que rigen todos los actos en nuestros países, pero, ni aún con todo ello se ha logrado conseguir la paz que Dios ofrece.
Nuestra sociedad occidental se ostenta como abierta y libre pero el hombre sigue teniendo hambre de aceptación, anda como oveja sin pastor.
Por un lado los jóvenes son capaces de hacer cualquier barbaridad, no sólo en contra de la moral sino aun de su propia integridad con tal de ser aceptados, por el otro; los grupos religiosos, sectas y filosofías humanas proliferan cada día más y más, pues la humanidad no encuentra en ningún lado el reposo que sólo ofrece El Buen Pastor. El problema de la humanidad es que estamos tan atribulados haciendo lo urgente que ni siquiera reconocemos lo verdaderamente importante. Estamos inmersos en lo perecedero, cuando fuimos llamados a lo eterno, estamos cargados tratando de lograr todo lo humanamente posible, cuando en realidad fuimos llamados a reposar en el que hace lo imposible, en el que venció lo que nadie ha podido, la muerte, él es La Resurrección y la vida.
Los avances en la ciencia, en las telecomunicaciones y en la medicina son asombrosos, pero en el área espiritual seguimos en pañales, continuamos creyendo en las piedras, en los minerales, seguimos venerando lo creado en vez de al Creador, nos hemos hecho ciegos seguidores de ciegos, hemos como humanidad olvidado relacionarnos día tras día con el que es El Camino, la Verdad y la Vida.
La justicia y la educación pública de excelencia son sumamente deseables y creo que tenemos que mejorar en ambas áreas, pero la respuesta a nuestro problema como humanidad no radica sino dentro del corazón mismo del hombre. Jesús lo expresó así:
«Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.» [Marcos 7:21-23].
Al problema del hombre la Biblia le llama «Pecado», sus consecuencias nos llevan a la condena eterna. A nuestros remedios personales contra el pecado la Biblia les llama «Obras de justicia» [Lee Tito 3:5], estas equivalen al enyesar a un paciente de osteoporosis en lugar de suministrarle Calcio.
La solución al problema del hombre no es 'algo', sino 'alguien', la respuesta es Jesús, sólo él puede satisfacer toda nuestra necesidad.
Sea que reconozcas que tu condición es la de pecador ó que tu confianza esté depositada en tu propia justicia [obras buenas], necesitas tener un encuentro personal con Jesús. Puedes hablar con él ahora mismo diciéndole:
Jesús, creo que eres el Señor, y que Dios tu Padre te levantó de entre los muertos. Reconozco que mi pecado me condena y mi propia justicia no me salva, te necesito como mi Salvador personal, perdóname y sálvame. Amén.
Si has hecho esta oración con sinceridad la Biblia dice que has pasado de muerte a vida [Juan 5:24]. Comparte con otros la decisión que has tomado y busca un lugar dónde estudiar la Palabra.
Por Edgar Medina
Brian Nichols, el hombre que en Atlanta asesinó al juez que le dictaría sentencia --por violación, detención ilegal y posesión de drogas-- y a otras dos personas, sufrió una transformación radical en menos de siete horas: cambió su postura de delincuente impune y se responsabilizó de sus actos ante la justicia.
Ashley Smith fue premiada por las autoridades de Estados Unidos que la consideraron valiente y con alto sentido ético, una heroína de la modernidad, pues el delincuente, al huir, secuestró a esta madre viuda en su propia casa; pero ahí ella le compartió su fe, impactando a este delincuente al grado de arrepentirse de su conducta y estar dispuesto a asumir el castigo judicial. Luego llamó a la policía y se logró la detención de su captor.
El cambio profundo que operó en Brian Nichols, de 33 años, se generó cuando escuchó el mensaje de un libro: «Una vida con propósito», la guía de comportamiento espiritual escrita por el pastor californiano Rick Warren que ha vendido más de 20 millones de ejemplares.Unos cuantos párrafos de un mensaje espiritual lograron lo que resulta imposible para el sistema educativo, el aparato judicial y los sistemas carcelarios: el cambio de las motivaciones de una persona, que puede elegir entre delinquir y no hacerlo.
La mañana del viernes 11 de marzo de 2005 Brian Nichols mientras aguardaba sentencia agredió y despojó de su arma a la custodia Cynthia Hall, y disparó al juez del Tribunal Superior Rowland Barnes y a su relatora Julie Brandau. Al huir, asesinó al sargento Hoyt Teasley frente al juzgado y al agente federal David Wilhelm. Luego, el hombre robó una camioneta y al buscar refugio para planear la evasión de la justicia llegó al conjunto de casas Bridgewater en el condado de Gwinnett, en cuyo estacionamiento atrapó a Ashley Smith, una viuda de 26 años madre de una niña, quien bajaba de su auto. Ella obedeció las instrucciones del fugitivo, quien la sometió y la ató de piernas y manos.
Ashley Smith mantuvo la calma y dio confianza a Brian Nichols para que se bañara, cambiara de ropa y comiera. Ante lo que ella pensaba un ataque inminente que podría terminar en asesinato, la joven le pidió a su captor que no la matara, pues dejaría huérfana a su hija y le compartió, en ese momento, algunos párrafos del libro que leía: «Una vida con propósito», los cuales provocaron un fuerte impacto a su captor conduciéndole al arrepentimiento y a las decisiones de dejar en libertad a su victima y entregarse en manos de la ley.
La justicia no lo pudo detener
La justicia no pudo evitar que Nichols delinquiera. Es innegable el avance y la pericia del sistema judicial norteamericano --en México estamos lejos de llegar a sus niveles de eficiencia en nuestros juzgados-- y, sin embargo, queda claro que ni aún el sistema judicial más sofisticado puede lograr corregir al hombre.
La educación no lo pudo detener
En ese país, donde se presume el sistema educativo como uno de los más elevados del mundo, la delincuencia está presente. También los programas de ayuda social en Estados Unidos son competentes, con gran inversión estatal, pero no se logra incorporar a la sociedad a quienes han fallado en el pasado.
La policía no lo pudo detener
En México la inseguridad es uno de los peores daños de la sociedad y a ello se agrega la desconfianza de la población en los cuerpos de seguridad por las evidencias de corrupción e ineficacia que han revelado.
El caso de Brian Nichols revela cómo las palabras de guía espiritual pueden hacer, en segundos, lo que ni la sociedad ni el Estado lograron: el cambio en la conducta, que se genera en el interior de cada persona.
Una respuesta
La actitud de la joven Smith es sin duda destacable; por su valentía y por la serenidad con la que logró manejar las cosas cuando todo parecía indicar que tan sólo sería la quinta victima de un tipo desquiciado. Ashley dijo al día siguiente de lo ocurrido, que creía que Dios lo había llevado a su puerta. ¿Por qué preferiría Dios conducirlo a la casa de esta mujer y no intervino para que fuera detenido antes de causar tantos daños? Me parece que tenemos mucho que aprender de esta severa lección. Veamos como el toque de Dios es capaz de hacer en segundos lo que el hombre con toda su capacidad y destreza no logra construir en años. Brian Nichols no es más que el reflejo de una sociedad hambrienta del toque de Dios, hambrienta de la palabra de vida, sedienta de la presencia de aquel que dijo «vengan a mi todos los que están trabajados y cargados que yo os haré descansar». El hombre bien pudiera ser capaz de construirse un imperio, y tener a su voluntad todos los bienes y riquezas, pero, nunca se sentirá satisfecho hasta no conocer el gozo de Dios a través de quien es El Pan de Vida.
Se han desarrollado modernos y complejos sistemas de justicia, cárceles de alta seguridad y leyes que rigen todos los actos en nuestros países, pero, ni aún con todo ello se ha logrado conseguir la paz que Dios ofrece.
Nuestra sociedad occidental se ostenta como abierta y libre pero el hombre sigue teniendo hambre de aceptación, anda como oveja sin pastor.
Por un lado los jóvenes son capaces de hacer cualquier barbaridad, no sólo en contra de la moral sino aun de su propia integridad con tal de ser aceptados, por el otro; los grupos religiosos, sectas y filosofías humanas proliferan cada día más y más, pues la humanidad no encuentra en ningún lado el reposo que sólo ofrece El Buen Pastor. El problema de la humanidad es que estamos tan atribulados haciendo lo urgente que ni siquiera reconocemos lo verdaderamente importante. Estamos inmersos en lo perecedero, cuando fuimos llamados a lo eterno, estamos cargados tratando de lograr todo lo humanamente posible, cuando en realidad fuimos llamados a reposar en el que hace lo imposible, en el que venció lo que nadie ha podido, la muerte, él es La Resurrección y la vida.
Los avances en la ciencia, en las telecomunicaciones y en la medicina son asombrosos, pero en el área espiritual seguimos en pañales, continuamos creyendo en las piedras, en los minerales, seguimos venerando lo creado en vez de al Creador, nos hemos hecho ciegos seguidores de ciegos, hemos como humanidad olvidado relacionarnos día tras día con el que es El Camino, la Verdad y la Vida.
La justicia y la educación pública de excelencia son sumamente deseables y creo que tenemos que mejorar en ambas áreas, pero la respuesta a nuestro problema como humanidad no radica sino dentro del corazón mismo del hombre. Jesús lo expresó así:
«Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.» [Marcos 7:21-23].
Al problema del hombre la Biblia le llama «Pecado», sus consecuencias nos llevan a la condena eterna. A nuestros remedios personales contra el pecado la Biblia les llama «Obras de justicia» [Lee Tito 3:5], estas equivalen al enyesar a un paciente de osteoporosis en lugar de suministrarle Calcio.
La solución al problema del hombre no es 'algo', sino 'alguien', la respuesta es Jesús, sólo él puede satisfacer toda nuestra necesidad.
Sea que reconozcas que tu condición es la de pecador ó que tu confianza esté depositada en tu propia justicia [obras buenas], necesitas tener un encuentro personal con Jesús. Puedes hablar con él ahora mismo diciéndole:
Jesús, creo que eres el Señor, y que Dios tu Padre te levantó de entre los muertos. Reconozco que mi pecado me condena y mi propia justicia no me salva, te necesito como mi Salvador personal, perdóname y sálvame. Amén.
Si has hecho esta oración con sinceridad la Biblia dice que has pasado de muerte a vida [Juan 5:24]. Comparte con otros la decisión que has tomado y busca un lugar dónde estudiar la Palabra.
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