Quien
esconde su pecado jamás puede prosperar; quien lo confiesa y lo deja, recibe el
perdón. [Proverbios 28:13 TLA]
Mi país se duele por una creciente inseguridad y violencia,
las sangrientas escenas en los noticieros al día de hoy no son de países a otro
lado del mundo, sino del país donde mis hijos crecen. Una de esas notas daba
muestra de un escalofriante atentado a una mujer, líder en la política, donde
más de 300 impactos de bala cubrieron por completo el vehículo en donde
viajaba, lo increíble del caso fue que vivió para contarlo, lo que se atribuyó
al excelente blindaje con el que se revistió al auto meses antes del atentado.
La vida de nadie, está exenta, en ningún modo, de sufrir
ataques. Los puede haber en el terreno físico o en el espiritual; especialmente
los que el enemigo perpetra en contra nuestra. La Biblia misma le describe, a
este ángel caído, como león rugiente, buscando a quién devorar. ¿Habrá algún
blindaje capaz de librarnos de una muerte segura? Sí, lo hay; es la verdad.
Hace poco comprendí que como cristiano no podía vivir a un nivel menor de transparencia que el quela
Palabra de Dios refleja, decidí entonces confesar mis fallas;
no sólo a Dios, sino a quienes había ofendido. El trago no fue fácil, pero, la
seguridad que la verdad otorga ha blindado mi vida y la de mi familia.
Hace poco comprendí que como cristiano no podía vivir a un nivel menor de transparencia que el que
El proverbio del día nos dice: “Quien esconde su pecado
jamás puede prosperar; quien lo confiesa y lo deja, recibe el perdón.” Una de
las más claras evidencias de que se ha tomado una determinación es la
resolución de dejar a tras los pretextos, las justificaciones y reconocer con
transparencia los errores personales. Otra es la de aprender a decir ‘no’.
Alguna vez leí que la verdadera libertad es poder decir
‘no’, sin tener que ofrecer ninguna excusa. ¡Qué debilidad y qué riesgo tan
terrible hay en quienes no saben decir que ‘no’!. Para muchos el apetito que
tienen por la aprobación y el reconocimiento de los demás los lleva a ser
flexibles de manera vergonzosa, casi ridícula. Honestamente creo que la
libertad es mucho más que eso, pero estoy absolutamente de acuerdo en que
quienes no pueden decir ‘no’ son esclavos de su falta de determinación.
Los seguidores radicales de Jesús no lo son por decirle ‘sí’
al maestro, sino por decirle ‘no’ de manera determinante a la oferta del mundo.
» La determinación más radical es la de decir ‘no’ al
pecado.
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