Thursday, November 04, 2010

Perdí mi herradura… ¿quién podrá defenderme?

Perdí mi herradura… ¿quién podrá defenderme?
Por Edgar Medina D.

«Elías se presentó ante el pueblo y dijo:
—¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él.
El pueblo no dijo una sola palabra.»
1 Reyes 18:21

En cualquier parte del mundo a la que viajemos podemos encontrar con facilidad muestras de que la humanidad parece ser religiosa por naturaleza. Ese rasgo, que distingue al ser humano de los honorables miembros de los reinos animal y vegetal, impregna ya sea el arte, la arquitectura, la cultura, en fin; la vida toda.

Es interesante notar que también parece haber fe para todo tipo de creencias, sin importar cuán irracionales estas sean. Encontré algo en el diccionario que sin duda me cautivó, se trata de la definición de superstición: Creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón. Fe desmedida o valoración excesiva respecto de algo.

Quiero ser franco, creo que el ser humano puede ser definido más que como religioso, como irremediablemente supersticioso. Pues, aún y cuando no duda en buscar ayuda a sus necesidades en recursos más allá de sus meras capacidades, tampoco duda —muchas veces—, en fincar su confianza en cosas o personas tan falibles como él mismo.

El libro de los reyes presenta para sus lectores parte de la historia del pueblo de Israel, el cual no tenía mucho problema en reconocer la mano vigorosa del Creador y Todopoderoso Dios, sino, más bien, en reconocerle a Él como el único Dios verdadero. Único y punto. Su lealtad estaba dividida, según nos cuenta el relato del capítulo 18, entre el Dios que se reveló a Abraham y el dios pagano Baal.

San Pablo nos exhorta a pensar «Todo lo verdadero», esa es la primera columna de la mentalidad real. El fundamento de esta columna es la firme convicción de que Sólo Dios es Dios.

Es imposible tener pensamientos alineados al Dios que nos revela la Biblia y a Su palabra si seguimos echando mano de los «favores» de Baal. La indecisión, la falta de convicción y deslealtad son fallas que tienen un costo más alto del que pudiéramos pagar; el Señor sentencia a quienes le obedecen a medias: «…por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca» [Apocalipsis 3:16 RVR].

REFLEXIÓN» Piensa VIDA; pues naciste para reconocer en Dios de Israel, al único Dios verdadero. Naciste para derramar en él toda tu confianza. Él es tu Dios, es todo lo que tienes, no necesitas más, él llena tu vida y te hace vivir confiado, pues sólo Dios, es Dios.

MENSAJE: 3 de 9
SERIE: Las 7 columnas de la mentalidad REAL
SIGUIENTE: ¿Y la Cheyenne, apá?

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