Thursday, November 04, 2010

¿Y la Cheyenne, apá?

¿Y la Cheyenne, apá?
Por Edgar Medina D.

«Finalmente, el dueño envió a su hijo, porque pensó: "Esos hombres sí respetarán a mi hijo"».
Mateo 21:37 TLA

No es difícil encontrarnos con quienes pretenden incentivarnos a mejorar nuestra mentalidad con pensamientos tales como: piensa como dueño. Pero, —en honor a la verdad—, ¿de qué somos dueños? No poseemos mucho de lo que no podamos ser despojados en un abrir y cerrar de ojos.

La verdadera base de la mentalidad REAL es el saber que Dios es dueño de todo, y por ende habrá que rendirle cuentas tarde o temprano. Ya se trate de cualquier bien, propiedad, empresa, nuestro cuerpo, nuestras palabras, relaciones y sentimientos, serán invariablemente devueltos a su legítimo propietario en algún momento de la historia.
Pensarnos dueños, de lo que no lo somos, nos convierte en usurpadores, de la misma manera en la que lo muestra la parábola de los inquilinos injustos que contó Jesús.

Difícilmente podremos separar la idea de no rendirle cuentas a nadie, del egoísmo que supone vivir sólo para complacer nuestros caprichos.
Nuestra vida fue diseñada para apropiarnos de las promesas y herencia de Dios, sólo así habrá cabida en nuestro corazón para pensar en otros. Si mi pensamiento tiene como una firme base el que Dios es dueño de todo, ¿cómo me pudiera inquietar el perder alguna posesión o posición? ¿Cómo pudiera vivir sólo pensando en mí?

REFLEXIÓN» Piensa VIDA; pues naciste para amar y ser amado. Naciste para ser sensible a las necesidades de otros y brindarte en su auxilio. Sólo en Dios tu copa estará llena y de ella beberán los sedientos. Naciste para abrazar las promesas de Dios y coronarle con tu amor y agradecimiento.

MENSAJE: 4 de 9
SERIE: Las 7 columnas de la mentalidad REAL
SIGUIENTE: ¡A la cárcel por alegres!

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