No presumas
hoy de lo que piensas hacer mañana; ¡nadie sabe lo que traerá el futuro!
[Proverbios 27:1 TLA]
En la
película «13 going on 30», llamada en español ‘Si tuviera 30’ , Jenna (Jennifer Garner) es
una chica que invita a sus amigos a la fiesta de su cumpleaños número 13, pero
la celebración termina siendo un desastre. Jenna es humillada cuando la
encierran en un armario para jugar 'Siete Minutos en el Cielo' dejándola ahí
abandonada. Sola en el closet, Jenna pide un sincero deseo. Si ella pudiera ser
mayor, tendría la vida que siempre ha deseado. ‘Milagrosamente’, su deseo se
vuelve realidad y abre los ojos en el cuerpo de una mujer de 30, con una vida
de ensueño. Descubre que es la editora en jefe de una famosa revista, que vive
en un lujoso departamento, que tiene más dinero de que hubiera imaginado y que
es la envidia de casi cualquier mujer. Sin embargo, pronto descubre que está
atrapada por las decisiones que tomó años atrás —años que no vivió según la
trama— perdiendo lo más importante de la vida; la familia y el amor.
Los estudiosos
del tema dicen que las personas solemos cambiar de gustos y aficiones
gradualmente, de un año a otro las diferencias son casi imperceptibles, pero,
al cabo de cinco años hay cambios claros y de una década a otra pueden llegar a
ser incluso radicales. Es como sí hubiésemos sido otra persona decidiendo por
quienes ahora somos.
Si tomamos
decisiones firmes basadas sólo en lo que dictan nuestras emociones y
preferencias estaremos en el grave problema de tener que vivir con ellas en el
tiempo en el que ya no nos parezca que decidimos lo más correcto. Algunos han
resuelto el asunto decidiendo no comprometerse a largo plazo en nada.
Lamentablemente para ellos la vida cobra una factura de soledad por no haber
pagado a tiempo el precio del compromiso.
Queremos
ser determinados; pero, ¿cómo hacer para no embarcarse hacia un destino al que
un día lamentaremos haber llegado? La solución existe y está tomar decisiones
basadas en una buena recopilación de información confiable.
Cuando el
ejército de Israel se disponía a conquistar la tierra de Canaán, Moisés, su
líder, envío una docena de espías para que reconocieran la tierra y recopilaran
valiosa información. Diez de los hombres regresaron temerosos de lo que vieron
y no muy convencidos de que era buena idea el plan de atacar. Si pudiéramos
espiar un poco el futuro que deparan nuestras decisiones quizá terminaríamos
temerosos y decepcionados también, y posiblemente pensaríamos dos veces antes
de tomar una decisión trascendente como con quién nos casaremos, a qué nos
dedicaremos el resto de la vida o ¡si nos echamos otra orden de taquitos con
harto picante!
La realidad
es que no se requiere una bola de cristal para anticipar el resultado de
nuestras decisiones, basta con consultar con nuestro padre celestial, él tiene
una perspectiva que se extiende sin fronteras en el futuro. Una decisión basada
en el consejo de la Palabra
de Dios y tomada en oración nunca nos llevará a lamentarnos en el futuro.
Honestamente no conozco a nadie que se enfrente a terribles consecuencias en su
vida por haber obedecido un sano principio bíblico.
Ante el
pasado vivido y el incierto futuro sólo contamos realmente con el hoy, no
podremos evitar muchas de las circunstancias que vivamos, ni siquiera podremos
predecir con exactitud cómo veremos la vida en algunos años, pero hay un
verdadero seguro en el tomar hoy decisiones llenas de sabiduría, aun en contra
de nuestros propios gustos y aficiones actuales.
» Una buena
determinación nace de una fuente confiable de información.
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