¿En qué se
parece el perezoso a la puerta? ¡En que los dos se mueven, pero ninguno avanza!
[Proverbios 26:14 TLA]
Una de las
ilustraciones más fantásticas de los beneficios de la perseverancia y la determinación
se encuentra en la fábula de Esopo llamada «La Liebre y la Tortuga ». La liebre, más
ágil y veloz se excede en confianza deteniendo su marcha en varias ocasiones en
la carrera que sostiene contra la lenta tortuga. En cambio su oponente, a pesar
de las limitantes naturales que tiene continúa firme en su camino hasta lograr
vencer sorpresivamente a la rápida liebre. Y Aunque conocemos bien la historia
y la moraleja que de ahí se desprende no dejan de impresionarnos los que son
más veloces que nosotros y quizá nos sintamos en franca desventaja en más
alguna situación en la escuela, el trabajo, la familia, la iglesia, etc. Pero,
¿qué ha sido de los niños prodigio que sacaban las primeras notas en la
escuela? Me supongo que habrá todo tipo de historias de lo que les deparó la
vida; pero algo es cierto, la ventaja que pudieron haber tenido sobre los demás
desapareció por completo si dejaron de lado la perseverancia.
1.
Normalmente no se cree perezoso. Es fácil distinguir a un perezoso cuando no se
mueve ni en defensa propia, pero la falta de determinación genera en las
personas los mismos avances en su vida aunque aparentemente trabajen a todo
vapor… ninguno. El proverbio del día lo expresa de esta forma: «¿En qué se
parece el perezoso a la puerta? ¡En que los dos se mueven, pero ninguno
avanza!»
2. Elige
siempre lo más cómodo. Son personas cuya mirada está puesta en las
gratificaciones inmediatas, dejando de ver a mediano y largo plazo.
3. No
valora la importancia del tiempo. Eso lo hace ser desconsiderado con el tiempo,
el esfuerzo, las necesidades y la ayuda de los demás.
4. No
termina lo que empieza. Su ánimo se desinfla más pronto que un globo.
5. Vive en
un mundo de sueños. Es lo que se llama vulgarmente un zopilote estreñido
—planea, pero no obra. Siempre te habla — e incluso con mucho entusiasmo— de lo
que piensa hacer, pero en su historial no hay fruto que nos indique que logra
lo que se propone.
6. Daña a
quienes le rodean. Ese es un gran problema… termina su equipo o familia
cargándole y asumiendo sus responsabilidades si es que cruzan la meta.
La
determinación hace que nos enfoquemos correctamente en el avance, el progreso y
la madurez, no en la actividad.
Un desafío
personal en el que nos debemos enfocar, si es que queremos desarrollar en
nosotros un carácter determinado, es evaluarnos no por las actividades que
realicemos, ni por los títulos que poseamos, sino por el progreso sostenido en
todas las áreas de nuestra vida.
» No
llegamos a se determinados al madurar, maduramos al ser determinados.
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