El uso de drogas
Por Edgar Medina D.
El corazón alegre
constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos. [Proverbios
17:22 RVR]
La vida de muchas
personas, incluidas algunas talentosas en extremo, termina presa de las garras
con las que el mundo de la drogas despedaza a quienes atrapa. La falsa oferta
de las drogas es bienestar y placer, pero la realidad está a años luz de eso.
El proverbio del
día dice: «El corazón alegre constituye buen remedio…», otras versiones
traducen la palabra remedio como ‘medicina’ y nos enseña que no hay mejor
medicina o ‘droga’ que el corazón alegre. Es irónico que lo que se busca
ingresando sustancias al cuerpo en realidad debería estar dentro.
Estas son algunas
de las evidencias externas de quienes consumen alguna droga:
+ Falta de
rendimiento en la escuela o trabajo
+ Cambios evidentes
de conducta y de humor como agresividad e irritabilidad.
+ Se hace más lenta
su forma de hablar.
+ Tiene mayor
necesidad de dinero.
+ Apariencia física
descuidada.
+ Signos corporales
como: ojos rojizos, temblor en las manos, sensibilidad al tacto y a la luz,
pupilas contraídas o dilatadas.
+ Pérdida de
interés en actividades importantes con la familia, en la escuela, el deporte o
el trabajo.
La vida no es fácil
y pienso que no fue diseñada para serlo. Un hogar desquebrajado, el maltrato e
incomprensión de personas significativas, la presión del grupo y la soledad,
entre muchas otras cosas, suelen ser escenarios que propician que se inicie o
se intensifique el consumo de sustancias nocivas y eventualmente la adicción a
ellas.
El proverbio del
día concluye diciendo: «...el espíritu triste seca los huesos», la falsa
solución que las drogas ofrecen terminará consumiéndonos por completo si no
paramos con determinación el consumo y buscamos satisfacer de manera adecuada
nuestras necesidades físicas, emocionales y espirituales, pues sólo eso llenará
y alegrará verdaderamente nuestro corazón.
Pero, ¿cómo tener
un corazón alegre cuando se ha inhalado la tristeza de aquellos que nos han
dañado?, ¿cómo si se ha intoxicado del dolor que acompaña a muchos de nuestros
recuerdos?, ¿cómo si se ha envenado de la amargura y la rabia de quienes han
abusado de su autoridad sobre nosotros?
Es importante saber
cuál es el estado de nuestro corazón. La Biblia dice que de la abundancia del corazón
habla nuestra boca, una evidencia clara de la condición de nuestro interior
está en las cosas que decimos. La
Biblia también enseña que las malas conversaciones corrompen
las buenas costumbres, otra evidencia que da muestra de la verdadera condición
de nuestra alma está en identificar a quién le hablamos, con quién nos
relacionamos.
Finalmente, el
consumo de las drogas es un asunto del corazón… es cierto que se trata también
de un problema de salud y que tiene muchas otras implicaciones, pero cuando
nuestro corazón encuentra por fin el alimento que anhela, la puerta a esta, o a
cualquier otra adicción, se cierra.
Jesús expresó: «Yo
soy el pan de vida…», todos en el fondo tenemos una gran necesidad en forma de
Jesús; es decir, una que sólo él puede llenar.
Cuando el hambre
cesa y la sed se va, no hay corazón que pueda resistirse a ser inundado de
alegría.
» Un corazón con
Jesús está saciado, un corazón saciado está alegre, un corazón alegre saca de
nosotros lo que ninguna droga puede darnos.
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