Por Edgar Medina y Yessica Moreno
Jesús le respondió: —Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, nadie puede llegar a Dios el Padre.
[Juan 14:6 TLA]
Tenemos nuestra agenda hasta el tope de actividades, y poco tiempo, sino es que nada, lo dedicábamos a un rato de sano esparcimiento. Por lo que decidimos convertir las noches de los viernes en un tiempo para juegos familiares. Uno de esos viernes, estando casi dispuestos a jugar con los niños en la sala de nuestro hogar, descubrimos que se había introducido en él un pequeño ratón. Así que los planes cambiaron súbitamente; Yessi y los niños abandonaron la casa despavoridos [ella reconoce tener un pavor no resuelto a los familiares de Speedy González] y me quedé como el cazador oficial. Estaba seguro que atrapaba al roedor y me deshacía de él o nos mudaríamos al otro extremo de la ciudad. Era el ratón o nosotros.
Después de una hora de persecución logré mi cometido, de ahí siguieron alrededor de tres horas más limpiando y desinfectando la casa.
Eso me recuerda, que muchas veces y de muchas maneras, en nuestro caminar aparecen cosas indeseables que nos orillan a dar muestra de nuestros asuntos no resueltos, de nuestros miedos y fallas en nuestro carácter.
Jesús declaró ser: el Camino, la Verdad y la Vida. Eso cobra mucho sentido cuando reconocemos que estamos inconclusos. Como Camino nos habla de proceso, de avance hacia un destino. Como Verdad, él es el reflejo de la enseñanza y conocimiento que requerimos para enfrentar cada reto. Como Vida Jesús es la fuerza, el vigor y el carácter que nos sostiene.
Cuando se nos presentan esos intrusos que impiden que nuestra agenda siga su curso, vale la pena que nos preguntemos esto: ¿Cómo revela esta situación un error en mi camino? ¿Qué me enseña acerca de Dios? ¿Tengo algo a lo que debo renunciar para desarrollar mi carácter?
La vida no consiste en que Dios bendiga nuestro camino, sino que caminemos en la senda que Él bendice.
Del corazón de Dios
Naciste para andar la vida conmigo y admirarte de mi creación. Quiero ser siempre el camino que andes, la verdad que te sostenga y la vida que necesites para ser conforme mi plan. Eres una obra en proceso aún en mis manos. Eres única y necesitas conocerme para entonces conocerte. Eres capaz de ser como te he imaginado desde siempre.
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