Hay caminos que el hombre considera rectos, pero que al final conducen a la muerte. [Proverbios 14:12 RVC]
Hemos dicho que existen tres tipos diferentes de comunicación, la
pasiva, la agresiva y la asertiva. Cada uno de nosotros opta por hacerlo en
alguna de estas formas dependiendo de las circunstancias, de con quién nos
estamos relacionando y de nuestro nivel de madurez. Hemos dicho también que
comunicarse asertivamente es la manera más sana de hacerlo, pues nos permite
emitir opiniones personales sin pisotear las de los otros. Sin embargo, quienes
pretenden evitar los problemas y las discusiones pasivamente suelen creer que
están haciendo lo correcto. Lo mismo creen quienes recurren a la agresividad
para poner fin a una discusión. Lamentablemente en ambos casos se están
afectando relaciones y vínculos que más tarde serán difíciles de recuperar. Sin
duda parece un buen recurso cualquiera de estas formas de comunicación al corto
plazo, pero a la larga representan: muerte.
El proverbio del día dice: «Hay caminos que el hombre considera rectos,
pero que al final conducen a la muerte.» Quiero que notes lo siguiente, la Biblia no promueve que
desconfíes hasta de tu propia sombra; más bien, nos anima a confiar en el amor
y dirección de Dios más que en nosotros mismos. Sé que no lo haces del todo
mal, mira que la vida no es nada fácil y ¡aquí sigues!… sin duda, muchas cosas
buenas hay en ti. Sin embargo, no importa qué bien te comuniques con otros, es
bueno saber que lo puedes hacer mejor.
Esto es algo de lo que he aprendido a ‘coscorrones’ sobre la
comunicación asertiva [comunicar vida] en los años recientes:
• Que tu primera llamada del día sea al Creador. Él siempre toma la
llamada.
• Comunica sano interés en los demás, antes que palabras. Así las palabras
serán bien recibidas.
Escucha el doble de lo que hablas [eso me cuesta ¡ h o r r o r e s ! ].
Por algo tenemos dos oídos y una sola boca.
• Sé testigo, no abogado. Por lo general ayudan más nuestras observaciones
que nuestros juicios.
• Usa el cerebro antes de hablar. No es broma… piensa bien lo que vas a
decir o todo podrá ser usado en tu contra.
• Has de cada charla una cita. Escoge el lugar y el momento más adecuado
para decir las cosas.
• No pierdas el enfoque. La meta no es evitar una discusión o ganar una
batalla, el objetivo es resolver el asunto.
• Mira con quién hablas. Abordar asuntos delicados con gente que no tiene
‘vela en el entierro’ es absurdo y peligroso.
• Cumple lo que prometes. No hables —o escribas— a la ligera, sé
responsable por tus palabras.
• Entrénate en ser asertivo. Entender qué es la asertividad toma unos
minutos, ser asertivo toma toda la vida. Afortunadamente cada día te da la
oportunidad de practicar.
» Te comunicas todo el tiempo, lo quieras o no; ya que es así… por lo
menos hazlo bien.
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