Tuesday, February 26, 2013

Día 15 | Creciendo en disciplina | Aprecia los frutos de la disciplina


Aprecia los frutos de la disciplina

Si rechazas la disciplina, sólo te harás daño a ti mismo, pero si escuchas la corrección, crecerás en entendimiento. [Proverbios 15:32 NTV]

El afamado escritor y conferencista John Maxwell ha dicho que una persona debe enfocarse en desarrollar sus áreas fuertes más que en invertir tiempo y esfuerzo por corregir sus debilidades; a menos que se trate de su actitud, determinación y disciplina, —los tres vértices del carácter. En lo personal por naturaleza rehúyo a la disciplina. Pienso que es como las verduras; nos saben bien, pero ‘las tienes que comer’. Un día comprendí que si no eliminaba mi desgano hacia la disciplina mi familia sufriría junto conmigo las consecuencias.

Un verano, después de tomar unas vacaciones familiares, me percaté de que había borrado todas las fotos en las que yo mismo aparecía, ‘algo’ de esas fotos no me gustaba y más tarde reconocí que se trataba de los 20 kilos que yo tenía de sobrepeso. Estaba a punto de borrar la última de esas fotos cuando pensé lo egoísta que había sido, la falta de ejercicio y de disciplina para comer no sólo me causaría problemas a mí, tarde o temprano le estaría regalando a mi esposa un verdadero costal de enfermedades. Antes de llegar a casa había tomado una decisión al respecto, bajaría al menos 20 kilos antes de que terminara el año. Se lo comuniqué a mi esposa; ella no le dio la menor importancia a mi comentario, pues me había escuchado tantas veces decir cosas que finalmente no cumplía que su nivel de credibilidad estaba peor de las acciones facebook en la bolsa de Nueva York.

Lo primero que hice para bajar los kilos extras fue consultar al médico quien me canalizó con una nutrióloga, ella me dio una dieta y me recomendó ejercitarme. Honestamente no se trató de nada del otro mundo, fue algo muy obvio: come saludable, en cantidad razonable y haz ejercicio. El problema en realidad era derrotar a la indisciplina, pero comencé la hazaña sin saber que lo que se requería para vencer ya lo tenía conmigo. No me lo dieron en el consultorio ni lo recibí con las raciones adecuadas de comida saludable, lo tuve en el momento en el que me determiné a hacerlo. Esa determinación me levantó de la cama los siguientes meses para ir al parque a mi caminata y para resistir el embate de las cantidades de comida que se me presentaban como diciéndome: «Lo estás haciendo muy bien… ¡mereces comerme!», pero resistí. En sólo tres meses había reducido mi talla y mi peso a los niveles adecuados bajando casi 25 kilos, lo más importante del asunto está muy lejos de ser eso, pues sacrificarse tres meses no es fácil, pero tampoco es una gran hazaña, el fruto de la disciplina ha sido que cuatro años después me he mantenido en mi peso.

Muchas cosas —increíblemente buenas— me han pasado a raíz de superar esa debilidad. A propósito, hoy la disciplina me sabe diferente, he aprendido a disfrutarla y la he convertido en una parte activa de mi vida y de la de mi familia.

El proverbio del día dice: «Si rechazas la disciplina, sólo te harás daño a ti mismo…»
y estoy convencido que la indisciplina es una actitud autodestructiva que aprendemos a justificar por falta de carácter.


» La disciplina es el poder que transforma el talento en éxito.

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