Friday, March 01, 2013

Día 19 | Creciendo en disciplina | Disciplina tu actitud

Disciplina tu actitud

Las personas sensatas no pierden los estribos; se ganan el respeto pasando por alto las ofensas. [Proverbios 19:11 NTV]

La actitud es una pieza clave en el juego de la vida. Maxwell dice que somos «amos o víctimas de nuestras actitudes». Me gusta pensar más que en una buena actitud en una actitud adecuada. Habrá momentos en que lo indicado será mostrar flexibilidad, pero otros en que la firmeza —a niveles de una ‘cabra terca’— será valorada como determinación.

A veces encontramos a personas con una capacidad natural más elevada para afrontar los retos de la vida con la actitud que éstos exijan, mientras que otros parece que fueron diseñados con una ‘piedrecilla en el zapato’ —todo les incomoda.

Muchos han pensado que una buena actitud es algo ‘místico’, que se nace con ello y no hay más que hacer, sin embargo, no me parece que eso sea una realidad. La actitud, como cualquier otra cualidad del carácter, se puede desarrollar y madurar. Es posible modificar y corregir la actitud con la que vivimos y nos relacionamos con los demás. Es posible desarrollar en nosotros una actitud que resulte más adecuada para conseguir nuestros propósitos personales, los de nuestra familia, empresa, iglesia y nación. Lo que es más, una actitud adecuada se puede contagiar a otros e impactar positivamente a gente que ni conocemos. Nunca te resignes a vivir con la actitud que tienes ante la vida, siempre puede ser mejor.

Una actitud correcta es capaz de llevarte al escenario de la victoria en cualquier cosa que emprendas. Piensa cómo se refiere a su rival el entrenador del equipo campeón: ‘Jugamos contra un gran equipo’. Y se expresa así porque le pudieron pasar por encima y obtuvieron la victoria. Mientras que el derrotado —especialmente si no sabe perder— le pudiera echar la culpa al árbitro, al clima, al chupacabras o similares. Nota esto, el proverbio del día dice de las personas sensatas: «…se ganan el respeto pasando por alto las ofensas», no es fácil de tolerar el ser ofendido, pero cuando tenemos una actitud adecuada, sabremos que estamos muy por encima de los complejos y las frustraciones de quienes nos pudieran ofender. Para qué enlodarnos en comentarios bajos si tenemos la victoria de una actitud de vencedor.

He conocido a muchas personas con una actitud ante la vida fuera de serie, es un placer conversar con ellos y dejarse contagiar. Pero, Dios nos ha permitido conocer, a mi esposa a mí, una que si duda la colocaría en el cuadro de honor de la actitud, se llama Sandra y tengo el privilegio de ser el editor de su primer libro: «Desafío a la vida». En el se cuenta del momento en el que ella recibió una de las peores noticias de su vida. Tras meses de un tratamiento médico, que implicaba enormes sacrificios y dolores que la llevaban a perder el conocimiento, los resultados de laboratorio arrojaron que no había el progreso necesario y que se alargaría el proceso mucho más de lo esperado, ella se desplomó en lo anímico. Dos minutos más tarde, antes de levantarse de la silla del consultorio médico, Sandra estaba emocionalmente de pie, con la actitud de lucha que la caracteriza y dispuesta a continuar —sin titubeos— con el tratamiento.

Una actitud a prueba de balas no se desarrolla de la nada en una linda tarde primaveral, muchos de los hombres y mujeres con mejor actitud han pasado por el horno de las dificultades. Pero, ¿es necesario pasar por penas para crecer en actitud y carácter? Afortunadamente no es imprescindible, se puede madurar nuestra actitud si comenzamos por revisar honestamente cuál es el estado de nuestra actitud hoy por hoy, y nos decidimos a mejorarla. Es importante ubicar qué cosas nos alteran y llevan nuestra actitud a arrastrarnos por el suelo y encararlas con valor y la fe de que sí podemos superarlas. Valorar quiénes somos y a dónde debemos dirigirnos, es decir, nuestra identidad y destino, deben ser la brújula que nos permitan reorientar nuestra actitud durante las batallas de la vida. Finalmente puedo decir que todo esto dará fruto si con empeño lo practicas lo suficiente hasta desarrollar nuevos hábitos. No creas que te saldrá el David que llevas dentro y derrotarás a Goliat a la primera, será fácil desanimarte sin tienes expectativas irreales. Pero sí ten confianza en que sin importar cuánto te tome modificar tu actitud a tu favor puedes hacerlo.

» Disciplina tu actitud y no tendrá que disciplinarte la vida.

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