Las personas sensatas
no pierden los estribos; se ganan el respeto pasando por alto las ofensas. [Proverbios 19:11
NTV]
La actitud es una
pieza clave en el juego de la vida. Maxwell dice que somos «amos o víctimas de
nuestras actitudes». Me gusta pensar más que en una buena actitud en una
actitud adecuada. Habrá momentos en que lo indicado será mostrar flexibilidad,
pero otros en que la firmeza —a niveles de una ‘cabra terca’— será valorada
como determinación.
A veces encontramos
a personas con una capacidad natural más elevada para afrontar los retos de la
vida con la actitud que éstos exijan, mientras que otros parece que fueron
diseñados con una ‘piedrecilla en el zapato’ —todo les incomoda.
Muchos han pensado
que una buena actitud es algo ‘místico’, que se nace con ello y no hay más que
hacer, sin embargo, no me parece que eso sea una realidad. La actitud, como
cualquier otra cualidad del carácter, se puede desarrollar y madurar. Es
posible modificar y corregir la actitud con la que vivimos y nos relacionamos
con los demás. Es posible desarrollar en nosotros una actitud que resulte más
adecuada para conseguir nuestros propósitos personales, los de nuestra familia,
empresa, iglesia y nación. Lo que es más, una actitud adecuada se puede
contagiar a otros e impactar positivamente a gente que ni conocemos. Nunca te
resignes a vivir con la actitud que tienes ante la vida, siempre puede ser
mejor.
Una actitud correcta
es capaz de llevarte al escenario de la victoria en cualquier cosa que
emprendas. Piensa cómo se refiere a su rival el entrenador del equipo campeón:
‘Jugamos contra un gran equipo’. Y se expresa así porque le pudieron pasar por
encima y obtuvieron la victoria. Mientras que el derrotado —especialmente si no
sabe perder— le pudiera echar la culpa al árbitro, al clima, al chupacabras o
similares. Nota esto, el proverbio del día dice de las personas sensatas: «…se
ganan el respeto pasando por alto las ofensas», no es fácil de tolerar el ser
ofendido, pero cuando tenemos una actitud adecuada, sabremos que estamos muy
por encima de los complejos y las frustraciones de quienes nos pudieran
ofender. Para qué enlodarnos en comentarios bajos si tenemos la victoria de una
actitud de vencedor.
He conocido a
muchas personas con una actitud ante la vida fuera de serie, es un placer
conversar con ellos y dejarse contagiar. Pero, Dios nos ha permitido conocer, a
mi esposa a mí, una que si duda la colocaría en el cuadro de honor de la
actitud, se llama Sandra y tengo el privilegio de ser el editor de su primer
libro: «Desafío a la vida». En el se cuenta del momento en el que ella recibió
una de las peores noticias de su vida. Tras meses de un tratamiento médico, que
implicaba enormes sacrificios y dolores que la llevaban a perder el
conocimiento, los resultados de laboratorio arrojaron que no había el progreso
necesario y que se alargaría el proceso mucho más de lo esperado, ella se
desplomó en lo anímico. Dos minutos más tarde, antes de levantarse de la silla
del consultorio médico, Sandra estaba emocionalmente de pie, con la actitud de
lucha que la caracteriza y dispuesta a continuar —sin titubeos— con el
tratamiento.
Una actitud a
prueba de balas no se desarrolla de la nada en una linda tarde primaveral,
muchos de los hombres y mujeres con mejor actitud han pasado por el horno de
las dificultades. Pero, ¿es necesario pasar por penas para crecer en actitud y
carácter? Afortunadamente no es imprescindible, se puede madurar nuestra
actitud si comenzamos por revisar honestamente cuál es el estado de nuestra
actitud hoy por hoy, y nos decidimos a mejorarla. Es importante ubicar qué
cosas nos alteran y llevan nuestra actitud a arrastrarnos por el suelo y
encararlas con valor y la fe de que sí podemos superarlas. Valorar quiénes
somos y a dónde debemos dirigirnos, es decir, nuestra identidad y destino,
deben ser la brújula que nos permitan reorientar nuestra actitud durante las
batallas de la vida. Finalmente puedo decir que todo esto dará fruto si con
empeño lo practicas lo suficiente hasta desarrollar nuevos hábitos. No creas
que te saldrá el David que llevas dentro y derrotarás a Goliat a la primera,
será fácil desanimarte sin tienes expectativas irreales. Pero sí ten confianza
en que sin importar cuánto te tome modificar tu actitud a tu favor puedes
hacerlo.
» Disciplina tu
actitud y no tendrá que disciplinarte la vida.
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