Tuesday, March 05, 2013

Día 23 | Creciendo en disciplina | ¿Cuál es el propósito de la disciplina?

¿Cuál es el propósito de la disciplina?

No te desgastes tratando de hacerte rico. Sé lo suficientemente sabio para saber cuándo detenerte. [Proverbios 23:4 NTV] | NBLH

Crecer en disciplina personal es una verdadera locura si se pretende sin una dirección clara de qué es lo que queremos. Quienes ahorran sin un propósito son solamente unos avaros; quienes acumulan sin un propósito son unos compulsivos; quienes se levantan de la cama antes de que amanezca sin un propósito ¡deberían, al menos, prepararnos el desayuno! Todo en la naturaleza tiene un propósito, cada parte de nuestro organismo lo tiene, por pequeña que sea. Muchos no sienten ningún tipo de entusiasmo por crecer en carácter, actitud o disciplina por el mero hecho de que no tienes un propósito definido para sus vidas.

Un destino en mente nos emociona y perfila el rumbo de nuestras acciones, si se trata de un viaje decidimos cuánto dinero llevar, qué cantidad de equipaje y qué clase de ropa es la adecuada, dependiendo del destino al que vayamos y el tiempo que nos tomará estar fuera de casa. Quienes inician el día para hacer lo mismo de siempre, sin mayor rumbo que el que da la inercia de la vida, se limitan a trabajar para construir los sueños de los demás. Un día descubren que su billetera porta una credencial de la senectud y no por haberla encontrado en la calle, tiene su foto en ella. Mucha vida pasó y no sienten haberla vivido realmente.

En el extremo opuesto encontramos a quienes trabajan incansablemente por alcanzar objetivos claros, pero que no fueron decididos en oración ni son fruto de su relación personal con Dios. Estos se toparán con el terrible hecho de haber trabajado toda una vida levantando una escalera para descubrir —al llegar a la parte más alta— que la recostaron en una pared equivocada.

La disciplina, el carácter y la actitud de un vencedor son rasgos que deben de ir alineados al propósito que Dios ha revelado para nuestra vida, de otro modo terminaremos inevitablemente decepcionados.

He tenido el privilegio de conocer a muchas personas cuyo cabello pinta más canas que el mío y algo que me gusta preguntarles es: ¿Qué haría diferente si volviera el tiempo atrás?, varios han coincidido en esta respuesta: ‘Le hubiera dedicado menos tiempo al trabajo y más a mi familia’. Una tarde conversé con una señora en sus años dorados, me contó que su esposo estaba recientemente jubilado y sus tres hijos casados. Un buen día, ella estaba con ese hombre con el que solía tratar sólo asuntos urgentes de la familia sin saber de qué platicar; pero decidió correr el riesgo y comenzó a ‘conocerlo’ con sus renovadas conversaciones y me dijo: ‘Hoy platicamos y paseamos como nunca y ¿sabe qué?... ¡no lo conocía, pero mi viejo es buena onda!’ La señora no sólo pintó una sonrisa en mi rostro es tarde, sembró una inquietud en mi corazón: ¿Cómo estaba invirtiendo mi tiempo? ¿Cuánto tendría que esperar yo para valorar la vida como ella lo hacía ahora?

Los últimos tres años he replanteado mi vida por completo, hoy sé qué es lo que quiero en el área económica, laboral, académica, espiritual y familiar para mí, para mi esposa y mis hijos, y trato de que cada momento que vivo abone a nuestro propósito, y no sólo eso, ayudo a que otros lo hagan con el taller de metas eficaces que mi esposa y yo impartimos.

El proverbio del día enseña: «No te desgastes tratando de hacerte rico, sé lo suficientemente sabio para saber cuándo detenerte», hay que notar que el esfuerzo y sacrificio que se requiere para construir una vida de éxito no es suficiente, se requiere sabiduría. Esa es la parte que nos conecta con nuestro Creador y lo hace más que un socio activo en nuestra vida, lo convierte en el protagonista. Esa sabiduría no sólo nos indicara cómo y con quién hacer las cosas, sino hasta cuándo.

» La vida corre sin parar, debes saber cuándo detenerte para vivirla.

No comments:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...