¡Que todo el mundo reconozca los frutos de su esfuerzo! ¡Que todos en la ciudad la
alaben por sus acciones! [Proverbios 31:31
TLA]
El último capítulo del libro de los Proverbios nos habla de
una mujer extraordinaria; ella es ama de casa, empresaria, madre y esposa sin
igual. No son pocas las predicaciones y conferencias que se han basado en estas
líneas de la Biblia
para dar ánimo a las mujeres en cumplir con el propósito de Dios para su vida.
Sin embargo, algo que hace un tiempo me interesó de este pasaje fue el
descubrir ¿quién era el esposo de esta mujer?; es decir, qué clase de hombre
haría un buen matrimonio con una mujer tan capaz. Esto me vino a la mente
cuando me di cuenta de que muchas de las mujeres más capaces que conozco —aunque no todas, por supuesto— tienen por
cónyuge a hombres con capacidades pobres y un carácter poco maduro. Incluso,
algunas de ellas, han emergido al éxito tras dar la cara valientemente por su
familia.
Por otro lado me niego a creer que Dios nos deje de ejemplo
de un matrimonio con tal desequilibrio. Me parece que el esposo de la mujer
virtuosa fue un hombre de carácter maduro, que impulsó y dejó crecer a su
esposa a la plenitud del potencial para el que ella había nacido.
Encuentro detrás de ella las siguientes virtudes de él:
1. Visión; él la conoce, la capacita y le delega con
confianza, «Quien se casa con ella puede darle toda su confianza…» [verso11].
2. Liderazgo; él no es un hombre débil, sino alguien que
sabe manejar con destreza la autoridad, « …es bien conocido, pues ocupa un
lugar importante entre la gente de autoridad» [verso 23].
3. Honorabilidad; él la dignifica y la honra pública y
privadamente: «Mujeres buenas hay muchas, pero tú las superas a todas» [verso
29].
4. Promotor; finalmente exclama: «¡Que todo el mundo
reconozca los frutos de su esfuerzo! ¡Que todos en la ciudad la alaben por sus
acciones!» Nota como él no tiene su mirada puesta en los logros solamente, sino
en el esfuerzo y las acciones que les precedieron.
La determinación nos impulsara siempre a esforzarnos y
actuar acertadamente, los resultados no siempre estarán garantizados, pero el
desarrollo de un carácter maduro y confiable sí.
» Actuar determinadamente no garantiza el resultado, pero sí
el desarrollo del carácter.
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