El provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente. [Proverbios 2:7 RVR]
Se sabe que la distancia más corta entre dos puntos es una línea recta,
y se oye decir que la distancia más larga entre esos mismos puntos ¡es un
atajo! En una cultura avocada a elegir lo más cómodo muchos no dudan en acortar
la distancia aunque eso represente hacer algo indebido.
Mucho se escuchó de ese político mexicano que cortó la ruta en una
competencia de atletismo de fondo en un país Europeo cruzando la menta en un
tiempo record. Semanas después cuando todo había salido a la luz declaró que no
pretendía completar la carrera, sino sólo participar, lo que resulta extraño es
que no le haya aclarado lo mismo a los organizadores cuando le premiaron.
La falta de integridad no siempre resulta en papeles tan bochornosos, la
mayoría de las personas en alguna medida hemos caído en ella; pero, parecería
que el problema no es la falta de rectitud, ¡sino que te agarren¡
Un papá llevó a su hijo al parque de béisbol, al llegar a la taquilla
pidió dos entradas. La vendedora le hizo saber que en ese día los menores de
siete años no pagan el acceso. El hombre respondió con orgullo:
—Mi campeón tiene ocho años.
La señorita entonces dijo:
—Yo no me daría cuenta de su edad si usted me dijera que tiene siete.
—Usted no, —aclaró el hombre— pero él sí.
No ser íntegro siempre tiene consecuencias adversas, aunque no sean
inmediatas. El ejemplo que damos tarde o temprano podrá ser usado en nuestra
contra.
» Pocas veces reflejamos mejor nuestra integridad que cuando actuamos
donde nadie nos observa.
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