Atiende a las señales de advertencia
Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que la miel…[Proverbios 5:3 RVR]
En el año de 1985 La Ciudad de México sufrió un
terremoto que hizo que se colapsaran muchos edificios; entre ellos estaban
hoteles, escuelas, restaurantes, departamentos y muchos más. Era increíble ver
la fuerza y la rapidez de la naturaleza para destruir lo que al ser humano le
ha tomado miles de años en conocimiento acumulado y cientos en edificar. El
epicentro del temblor se localizó en el Estado de Guerrero; en el sur de la República Mexicana ,
así que las autoridades optaron por instalar en esa región censores a los
movimientos telúricos, que al detectar un temblor activan una alarma llamada
«Alerta Sísmica», la cual avisa por medio de la radio local y otros medios a
los habitantes de la ciudad que se está presentando un temblor y que deben
proceder a tomar las medidas correspondientes.
Antes del colapso
de la integridad personal no suena precisamente algún tipo de ‘alerta sísmica’,
pero sí debemos decir que hay palabras que los corruptos suelen pronunciar que
deben ser tomadas como verdaderas señales de peligro.
¡Que nadie se
entere!; es una frase que arrastra más peligro que una carreta cargada con
dinamita. La falta de transparencia nunca debe justificarse como ‘prudencia’,
normalmente debe leerse como deshonestidad y un serio peligro a nuestra
integridad y a los intereses de nuestra empresa, familia, comunidad y aun
nuestra vida.
¿Cómo nos
arreglamos?, casi te puedes imaginar con esta frase al ‘poli’ después de que te
atrapó en una maniobra de tránsito prohibida, lamentablemente no se limita a
esa esfera de la vida. La manera en la que operan las administraciones públicas
de muchos de nuestros países en América Latina están íntimamente ligadas a la
corrupción, al grado que cada día es más abierto el pago ilegal a funcionarios
por la gestión de permisos y trámites.
¡Todo el mundo lo
hace!, es una frase que parece un argumento contundente; ’si todos lo hacen,
entonces ‘no debe estar tan mal’ —parece indicarnos—, pero nada más fuera de la
realidad. Para empezar ‘todo el mundo’ sería el 100% de las personas, y eso
sólo sería válido si se tratara de comer, respirar u otras necesidades
biológicas.
El proverbio del
día nos advierte acerca de las palabras que nos engañan, de esas frases que nos
arrojan a poner en riesgo nuestra integridad y dan fe de nuestra falta de
firmeza y responsabilidad si las creemos. La integridad se mantendrá a salvo si
estamos sensibles a la voz de alerta que se deja oír cada que los corruptos
tratan de persuadirnos.
» La conciencia
recta es la alarma que detecta la falta de integridad que quiere sacudirnos.
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